1. Define
un sitio para cada cosa. Estos espacios se pueden
etiquetar o rotular para luego ser más fácil de encontrar o recordar lo
que se colocó allí. Lo que más te costará no será poner una cosa en ese lugar,
sino, después volver a colocarlo cuando lo sacas. Utiliza cajas, frascos,
carpetas y agrupa objetos.
2. Ordena
poco a poco: Si bien lo mejor sería tomarse todo un día del
fin de semana para hacer “limpieza general” del hogar o media jornada laboral
para organizar la oficina, si ya eres desordenado “nato” esto será una tarea
muy tediosa y nunca la realizarás por completo. Lo mejor es ir ordenando por
etapas. En el caso del hogar, empieza por la cocina, por ejemplo, y luego sigue
por la sala, a la semana siguiente la habitación y algunos días después la
cochera.
3. Establece
una rutina del orden: Si te cuesta mucho mantener
todo ordenado, entonces tómate un tiempo en
la agenda semanal para organizar. Así crearás un hábito y cada vez te será
menos engorroso acomodar y mantener el orden.
4. Limpia
apenas ensucies: El ejemplo más claro de esta recomendación es
lo que ocurre en la cocina. Es la mejor manera de actuar para que luego no nos
dé pereza hacerlo.
Cuando estás cocinando y usas muchos elementos e ingredientes, todo parece un
desastre, pero si vas lavando a medida que terminas de utilizar ciertos
utensilios (que no volverás a necesitar), el ambiente ya parecerá más ordenado.
Lo mismo en la oficina, apenas terminas de beber el café, ve a lavar la taza y
tira los papeles de galletas en el cesto.
5. Almacena
lo que no utilizas: Casi siempre guardamos cosas “por si acaso”.
Si eres de aquellos que les cuesta desprenderse de lo material o bien si te has
mudado a un espacio más pequeño y tienes muchas cosas, puedes almacenar en los
estantes superiores aquello que utilizarás pocas veces al año, como por ejemplo
el árbol de Navidad o
los recuerdos de la infancia de tus hijos.
6. No
hagas “paradas intermedias”: Si
tienes una casa muy grande o de dos plantas, es común que acumules cosas en la
base de la escalera o en un punto “medio” entre donde estaba a donde va
realmente. El problema reside en que luego no lo llevamos a donde corresponde y
terminamos amontonando cosas en todos lados. Llévalos directamente a su sitio
aunque te tome más tiempo subir
las escaleras o caminar hacia el último ambiente de la casa.
7. Aprovecha
los archivadores: Esto es bueno para el trabajo,
porque en las oficinas suele haber documentos sueltos todo el tiempo. En casa
se puede hacer lo mismo con las facturas o las cuentas para pagar. Una carpeta
donde puedas guardar todo es una buena idea, siempre rotulando para
saber qué hay en su interior.
8. Arma
un plan de acción en equipo: Si en
tu familia sois
varias personas o trabajas con al menos una persona más, pueden organizarse de
tal manera de ordenar y acomodar al unísono. Trata de que esta actividad no sea
aburrida sobre todo si hay pequeños en la casa.